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Voisins du Zero
Hermafroditismo y Velocidad

(a partir de la Obligación para la Ruleta de Monte Carlo de Marcel Duchamp, 1924.)


por Mauricio Cruz

 

En una conocida revista española de medicina llamada MD solían aparecer artículos relacionando el arte con diversas anomalías: el alargamiento de las figuras del Greco se debía a una distorsión producida por estrabismo; las pinturas negras de Goya, a un envenenamiento progresivo con blanco de plomo; los flamígeros colores de Van-Gogh, a un caso particular de esquizofrenia. Tal vez por ésta, y otras razones, terminé asociando luego a Duchamp (MD) con un pintoresco tío mío, doctor en medicina, a quien le llegaban estas revistas en los años 60. Conexión que logró escenificar uno de mis sueños en donde Duchamp aparecía camuflado con el tío en cuestión como si fuera un miembro más de la familia.

El sueño consiste en una reunión familiar en medio de una habitación cuya atmósfera, por lo que alcanzaba a verse a través de una ventana francesa, podía corresponder a Paris o a Buenos Aires. En un cinematográfico blanco y negro, el efecto de luces y de sombras contrastadas reproducía un saturado ambiente masculino -entre Bogart y Gardel- característico de las primeras películas de detectives. Lo que sucedía, simplemente, era estar todos allí sin pronunciar palabra recortados en contraluz sobre el resplandor de la ventana mientras un río crecía torrencialmente allá abajo arrastrando escombros a lo largo de la calle. Al poco tiempo, en un efecto de acetato a punto de quemarse, la imagen adquiría una coloración rojiza disolviéndose gradualmente en el rostro de Marcel quien terminaba con el cabello teñido de un rojo oxidado, entre minio y ladrillo, tal y como uno de sus "solteros" o, porqué no, como un Adán cosmopolita en traje de dos piezas a punto de incendiarse.

 

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Esta referencia a un universo netamente masculino recuerda también el tipo de utilería que encontramos en los almacenes de artículos para caballeros: cigarros, pipas, naipes, dados, licoreras, mesas de juego forradas en paño verde, ruletas, fichas, tableros de ajedrez... Algunos de los elementos utilizados ampliamente en la imaginería cubista -junto con instrumentos y partituras musicales- de modo recurrente y enigmático.

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Figura 1
Marcel Duchamp, Monte Carlo Bond, 1924.
Aparte del ajedrez, presencia obsesiva en la vida de Duchamp, la única obra suya relacionada con este tipo de juegos, más específicamente con la ruleta, es la que se conoce como el Monte Carlo Bond (Fig. 1), obra fechada en noviembre 1 de 1924 al año siguiente de dejar "definitivamente inacabado" el Gran Vidrio (1915-1923), su obra mayor. Año que marca también su legendario y supuesto retiro del arte hacia las regiones mas enrarecidas y abstractas del ajedrez.

El Monte Carlo Bond u Obligación para la Ruleta de Monte Carlo se define como un "readymade rectificado e imitado", una litografía que reproduce un documento verdadero, un bono emitido en 30 ejemplares numerados con un valor de 500 francos cada uno. Los bonos, obligaciones comerciales para cancelar una cierta suma en una fecha definida y con un determinado interés, fueron rediseñados y emitidos por Duchamp con el propósito de conseguir fondos para experimentar un sistema matemático en el juego del Trente-et-Quarante; una martingala(1) que le permitiría ganar "lenta pero seguramente" con el propósito de "quebrar el banco de Monte Carlo" obligando a la ruleta, un juego de azar, a comportarse como un ajedrez.

Sobre la litografía, pegada directamente sobre la figura radiante y circular de una ruleta, vemos una curiosa fotografía de Duchamp con el cabello y el rostro cubiertos de espuma. En la parte inferior del documento sobre el diagrama de la mesa de la ruleta, dos firmas: bajo el rombo negro, como Presidente del Consejo de Administración, Rrose Sélavy (alter ego femenino de Duchamp); bajo el rombo rojo, como simple administrador, el mismo Marcel. Impresa sobre el fondo, repetida 150 veces en tinta verde, un juego de palabras de la cosecha caprichosa de Rrose Sélavy: moustiques domestiques demistock (mosquitos domésticos semi-stock)

Pero veamos primero cómo algunos autores describen la imagen:

David Joselit: "una litografía que incluye un retrato de Duchamp por Man Ray transformado por medio de espuma de afeitar en una figura quimérica semejante tal vez a un fauno o un demonio (...) Marcel, como Rrose, travestido en un hiper-masculino demonio o fauno." (2)

Dalia Judovitz: "un auto-retrato de su cabeza cubierta de espuma de afeitar con su cabello estirado hacia arriba en forma de cuernos, desestabiliza aún más la autoridad de este documento financiero."(3)

Calvin Tomkins: "Una fotografía de la cabeza de Duchamp por Man Ray –el rostro cubierto con espuma de afeitar y el cabello enjabonado en forma de dos diabólicos cuernos."(4)

Peter Read: “una litografía coloreada representando la superficie de una mesa de ruleta con una fotografía de la cabeza de Duchamp cubierta con espuma de afeitar, y el cabello estirado como los cuernos de un fauno o un demonio, pegado a la rueda de una ruleta la cual forma un círculo, sin duda parecido al halo que a los ojos de Henri-Pierre Roché Duchamp siempre llevaba. Cortada (decapitada) de una fotografía más grande tomada por Man Ray, la cabeza de Duchamp se parece a aquella de Juan Bautista presentada en una bandeja con sus erectos cuernos de espuma listos para ser afeitados; el macho, a un mismo tiempo, víctima de Salomé y de Dalila –una poderosa recurrencia al simbolismo desgarrado.”(5)

Juan Antonio Ramírez: "El elemento visual más notable de los bonos impresos por Duchamp es su propia efigie, semejando a un fauno (ejecutado con espuma de afeitar) sobre el fondo de una rueda de ruleta. Una manera de agregar una historia humana a un mecanismo, un modo de añadirle sexualidad; aquí nuevamente el sátiro-soltero atrapado en su circularidad masturbatoria, pretende obtener las ganancias esperadas después de cada una de las 'manipulaciones' del croupier [A. Schwarz, citando a Freud: 'La pasión por el juego es equivalente a la antigua compulsión por masturbarse.'] Pero tal vez haya aquí algo más, una alegoría del artista y sus afortunadas recompensas por azar."(6)


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Figura 2
Giambologna, Mercurio,1576.
Figura 3
Aviso publicitario
Figura 4
Aviso publicitario de Patek Philippe
En estas y en otras descripciones el consenso general supone que la cabeza enjabonada de Duchamp se asemeja a la de un fauno o una figura diabólica. Sin embargo, mirada más de cerca, la formas espumantes modeladas sobre la cabeza no corresponden realmente a los cuernos tradicionales de uno u otro; su forma, en cambio, evoca poderosamente uno de los atributos principales del dios mensajero de la antigüedad clásica, Mercurio (Fig. 2). Curvadas aerodinámicamente hacia atrás, estas formas coinciden con la forma de su casco alado conocido como petasus, tal y como puede verse en el bronce de Giambologna del siglo XVI, en lugar de los cuernos erectos y relativamente cortos que caracterizan generalmente a demonios y faunos.

¿No es curioso que en las diferentes lecturas el rostro de Duchamp se interprete repetidamente como un ser necesariamente provisto de cuernos? Atributo que, aparte de la 'diabólica' operación artístico-financiera que recuerda el Cheque Tzanck de 1919(7), estaría tal vez sugerido por una cierta contaminación mitológica ocasionada por la presencia simultánea de la barba, ya que de este modo aluden fácilmente a imágenes lúbricas a través de la historia del arte. Los cuernos, en suma, procederían de las barbas.(8)

Iconográficamente, el dios romano Mercurio -o Hermes como era conocido en la Grecia antigua- resulta pertinente con respecto al documento financiero emitido por Duchamp. Conocido por su astucia, recursividad y veloz eficacia, Mercurio era el dios romano de comerciantes, viajeros y pastores, así como el patrono de artistas, ladrones, impostores y toda clase de gentes deshonestas.(9) Derivado de la raiz latina para mercancia, a mercibus, el nombre de Mercurio está contenido en el término 'mercantil'. Además de su casco alado, Mercurio estaba provisto de sandalias igualmente con alas llamadas talaria, un caduceo o vara con serpientes enroscadas y una bolsa como símbolo de sus poderes comerciales.(10) Atributos intensamente asociados, de un modo u otro, con la conducta de Duchamp resumida en su mismo anagrama: el marchand du sel, el mercader de sal. Conducta acentuada a partir de ésta época (1924), cuando junto a su renovada pasión por el ajedrez emprendió una serie de negocios y especulaciones artístico-financieras. Actitud que podría ilustrarse con el emblema comercial de la Rueda Voladora (Fig. 3); una rueda con alas, idéntica en esencia al collage sobre la ruleta. Síntesis popular, si se quiere, de una buena parte de la iconografía duchampiana.

Por consiguiente, la imagen de Duchamp no sólo conserva una afinidad iconográfica con respecto al dios antiguo sino que también se relaciona conceptualmente con las actividades que rodean la Obligación de Monte Carlo. Más aún, su investidura puede leerse a un nivel con profundas implicaciones personales (como se verá en este ensayo) puesto que lo que vemos en este montaje es un Mercurio o un Hermes con barba, como aparece dibujado en algunas ánforas griegas. Un Mercurio algo inusual puesto que la historia del arte posterior lo muestra generalmente imberbe, casi femenino.(11) Ambigüedad subrayada por el hecho de que las barbas son de espuma de afeitar (como un adolescente al espejo conjurando fantasías de virilidad) (Fig. 4) indicando simultáneamente la ausencia de barba después de la afeitada y la aparición de una barba falsa en lugar de una real.

Los experimentos y obsesiones capilares de Duchamp y las consecuentes negociaciones psicológicas entre varias identidades comienzan casualmente en 1919, en Buenos Aires, cuando se hace rasurar la cabeza como parte de un tratamiento para evitar la caída del cabello. Lo que le confiere un aspecto más bien marginal en el amplio sentido de la palabra, ya sea como iniciado en alguna secta -¿el ajedrez?(12)-, como convaleciente -sus amigos lo encuentran excesivamente delgado- o simplemente como un delincuente(13).

También, a su regreso a Paris a mediados de 1919, en un gesto que anticipa claramente la creación de su pseudónimo femenino Rrose Sélavy, realiza el conocido readymade de la Mona Lisa (L.H.O.O.Q.) agregándole un bigote y una mefistofélica chivera. Mientras que en 1921, después de los aromáticos despliegues transexuales de Rrose Sélavy presentándose como Belle Haleine, Eau de Voilette sobre la etiqueta alterada de un fúnebre frasco de perfume Rigaud(14)(Fig. 5), se hace afeitar sobre el cráneo una tonsura en forma de cometa con la cola proyectada hacia delante. (Fig. 6)

Tres años más tarde, inmediatamente después del autoretrato de Monte Carlo -en Ciné Sketch, un divertimento teatral de Picabia y René Clair- Duchamp reaparece haciendo de Adán en un cuadro vivo a partir de una pintura de Cranach, (Fig. 7) luciendo, en significativa contraparte a la equívoca barba de espuma, una evidente barba postiza, reloj y pubis afeitado. Ciertamente, no la última 'afeitada' en su obra. >>Next

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Figura 5
Figura 6
Figura 7
Rrose Sélavy, 1921. Foto Man Ray
Marcel Duchamp, 1921.
Adán y Eva. Marcel Duchamp y Bronja Perlmutter. Paris, 1924.

 

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Notes

1. "La Martingala es un sistema muy simple y antiguo para recuperar pérdidas incrementando progresivamente las apuestas. Se basa en la probabilidad de perder infinidad de veces de seguido y se aplica usualmente a apuestas de igual cantidad." < http://ildado.com/roulette_rules.html >

2. David Joselit, Infinite Regress: Marcel Duchamp, 1910-1941. Cambridge, Mass: MIT Press, 1998.

3. Dalia Judovitz, Unpacking Duchamp: art in transit. Berkeley: University of California Press, 1995.

4. Calvin Tomkins, Duchamp: a biography. New York: H. Holt, 1996.

5. Peter Read, “The Tzank Check and Related Works by Marcel Duchamp”, Marcel Duchamp Artist of the Century, edited by Rudolph Kuenzli and Francis M. Naumann. Cambridge, Mass: MIT Press, 1989.

6. Juan Antonio Ramírez, Duchamp, Love and Death, Even. London: Reaktion Books Ltd, 1993.

7. Cheque elaborado en su totalidad por Duchamp imitando un cheque real girado sobre The Teeth’s Loan & Trust Company, Consolidated, un banco inventado, con el cual pagó a su dentista Daniel Tzanck la suma de $115 dólares. 

8. La atribución de cuernos a un autoretrato de Duchamp deja suponer una improbable dimensión dionisíaca derivada, tal vez, del juego de palabras involucrado en su seudónimo Rrose Sélavy (Eros, c’est la vie), dado que el erotismo que impregna su obra es más elaborado y mental que vitalista, como sucedería con Picasso cuya capacidad creativa se identifica fácilmente con la figura del minotauro o el sátiro.

9. Para “todo sobre Mercurio” ver: http://www.hermograph.com/science/mercury.htm Consultar el vínculo acerca del dios Mercurio para su historia, simbolismo y leyendas; en particular su “Work History”. Para sus actividades como ladrón, ver la entrada Mercurius, en John Lemprière, Classical Dictionary. (1788) London: Routledge & Kegan Paul, 1984, p. 373-374.

10. Para antiguas representaciones de Mercurio con sus diversos atributos ver Gregory R. Crane (ed.) The Perseus Project, http://www.perseus.tufts.edu August, 2002. Referencias a Mercurio en Greek and Roman Materials: 109. Boston 98.1135 en donde puede verse en una moneda de plata exhibiendo su petasus alado y su caduceo; 122. Boston 98.676 donde aparece Mercurio con su bolsa.

11. Para imágenes de Mercurio con barbas, ver Gregory R. Crane (ed.) The Perseus Project (lugar citado). Referencias a Hermes en Greek and Roman Materials: 28. Louvre G192; 68. Toledo 1956.70. http://www.perseus.tufts.edu

12. Desde Buenos Aires escribe a Walter Arensberg: "Juego ajedrez todo el tiempo. Me he inscrito a un club local en el que hay muy buenos jugadores agrupados de acuerdo a su rango. Todavía no he sido honrado con un grado. (...) Juego día y noche y nada en el mundo me interesa más que encontrar la jugada correcta... Cada vez estoy menos interesado en pintura. Todo a mi alrededor adopta la forma del Rey o la Reina y el mundo exterior sólo me interesa en cuanto se traduce en posiciones de ganancia o pérdida.”

13. En 1923, en Wanted, obra inmediatamente anterior a las Obligaciones de Monte Carlo, se personifica como tal en un afiche de recompensa.

14. Originalmente, Un Air Embaumé. Un bálsamo, un perfume; un aire ‘embalsamado’, también.

 

Fig. 1, 5-7
©2003 Succession Marcel Duchamp, ARS, N.Y./ADAGP, Paris. All rights reserved.